lunes, 11 de enero de 2010

La sorpresa casi cotidiana del atardecer

Y con el atardecer, los últimos racimos de luz, marcaron la oscuridad que invadía la a habitación y el dulce y penetrante aroma a lavanda inundo cada ricon,con su aroma tranquilizador, apaciguado.
Yo estava frente a la ventana,aquella que da al patio trasero,obsevaba atentamente a la nada, recordando tus palabras.Intentando en cada respiro borrarme tus fantásticos besos, esos que jamas compartiste con migo, esos que sabia que jamas me darías.
Tu sonrisa, completaba todos esos vacíos que habría en mi vida.
Ese día antes de marcharte, hablaste con sabias palabras, en ese momento no las comprendi, creí que eran simples escusas para dejarme. y luego derrame una lágrima de mis tristes ojos,luego otra y otra.
Desde el día de tu partida me encuentro aquí sentada, observando estos últimos rayos del luz, persiviendo que puede de que sean los últimos en mi vida.



Gala

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